jueves, 30 de enero de 2014

he soñado con una casa de piedra
sin cobertura y con paz,
mientras las horas se me derriten ante pantallas, 
tengo una maraña de horas enroscadas al cuello,
cada vez pesan más,
arrastran abstracciones atragantadas,
poemas asediados por lo racional,
calcos de voces ya escuchadas.

Noche estática,
simetría en el recorrido,
mismo claroscuro
que atravieso ahogando la voz, tic-tac

y otra vez página no encontrada,
ausencia de respuesta, tormenta sin huella,
incertidumbre gélida

Al fondo hay una cuerda que no veo,
pero cuya presencia lo inunda todo, filtrándose en el poema,
arrancando cada letra, desarmando el verso, mientras
se resquebraja el invierno entre lejanos susurros y este inconmensurable vértigo
que puede usted palpar en esta boca seca.