domingo, 11 de octubre de 2015

Es la hora de comer y las noticias han llegado en tres idiomas.

Huele a lluvia y a CO2. 
La remota isla que solicita profesores 
ya ha cubierto la vacante, 
así que no vamos a movernos del sofá.

Alguien ha tenido gripe:
una semana fuera de la pantalla
y quedamos obsoletos.
Nos pixelamos como fotos ampliadas,
solo que cada vez se nos oye menos,
perdemos nitidez y nos fragmentamos
sin que nadie se percate. 

Los medios de comunicación nos han robado el discurso. 

La modernidad líquida nos devora.
Nadie me enseñó las fórmulas
para venderme
en lenguas extranjeras,
ni tampoco se me explicó
que viviría en la incertidumbre,
robando horas al programa
que la sociedad había diseñado para mí.


Diálogo interno.

- ¿Por qué callas?

- Porque el lenguaje es un eco
que retumba contra paredes sordas. 

- ¿Qué hiciste con la creatividad?

- No lo sé, últimamente no coincidimos.

- ¿Qué tienes en la garganta?

- Una manifestación. ¿Por qué lo preguntas?

- Porque estamos en un túnel y empiezo a tener miedo.