el diálogo retumba en las paredes,
pero su hilo de voz es tan frágil,
viene de tan lejos que se pierde,
lo pierdo consciente sin añoranza o lamento,
esperando que el tiempo pase sin que los cielos se agrieten,
sin que la marea deshaga los lazos
que me mantienen en la superficie,
donde hay oxígeno y luz dinámica,
huellas anónimas y rostros difuminados.
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