Es la hora de comer y las noticias han llegado en tres idiomas.
Huele a lluvia y a CO2.
La remota isla que solicita profesores
ya ha cubierto la vacante,
así que no vamos a movernos del sofá.
Alguien ha tenido gripe:
una semana fuera de la pantalla
y quedamos obsoletos.
Nos pixelamos como fotos ampliadas,
solo que cada vez se nos oye menos,
perdemos nitidez y nos fragmentamos
sin que nadie se percate.
Los medios de comunicación nos han robado el discurso.
La modernidad líquida nos devora.
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