No es cuestión de llevarse la vida por delante, solo de conseguir volver la vista
sin remordimiento, con serenidad,
siendo consciente de la fragilidad hipnótica de lo intenso
y de la lucidez dolorosa de los días pálidos.
Quizá ya sea tarde
y esté parcialmente devorada.
Ignorarlo me concede
un breve plazo de paz.
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