Hay una corriente
que no me deja descansar
tal vez sea la luz de las pantallas
a las que vivo adherida
o esta falta de de certeza
que me araña la garganta.
He de huir mucho y rápido
a diario
a través de la tierra, a través del asfalto,
a través de la rutina, a través del cansancio.
Cuando busco paz, Google me responde
con palomas y ramas de olivo,
o con la capital boliviana.
No es satisfactorio
(como los análisis lingüísticos de ChatGPT).
Qué hago con tanta gana,
qué hago con tan pesado miedo,
cómo me vuelvo liviana.
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