poesia terapeutikoa
martes, 26 de abril de 2011
El reloj de sol se desmayó
y tu boca insaciable
siguió pidiendo luz.
Os inundasteis tres mil veces
pero aún puedes cogerle el teléfono,
el cielo se muere de rabia
al verte encender la tierra
con un solo gesto.
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