no quiero
pedirte romero y ceniza,
aunque sea verano
y nadie sepa donde está el presente,
nos han abatido
pero bebo despertares porque nunca cierro las persianas,
tú después de tu ausencia
te retractas
y vuelves a mí como el espejismo en el mismo bosque
pero solo encuentras hojas,
espigas de campo ajeno,
sabor a jengibre en tus labios
y una misiva en clave
nada más,
es el tiempo, pesado,
que nos aleja, nos dirige,
recordándonos por qué los límites
y la ruptura con las noches de ayer.
¡cómo necesitamos la nada para crecer de nuevo!
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