Terror a ser devorada por las fauces del tiempo. Contratos múltiples e infinitos
que encadenan.
Subir escaleras que no conducen a ninguna parte. Tiritar en una irrevocable deriva.
El cuerpo se ha desprendido de su esencia, abocado a vagar por parajes hostiles, por purgatorios burocráticos,
mientras la verdadera batalla se libra en otro sitio.
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