subterfugios
y un cactus
al mirarnos de frente
en el desierto más pequeño del mundo.
Dame una boca,
cinco gestos,
un sí, un no,
gimen las nubes
y nadie sabe dónde están los mapas perdidos,
y el mural solo es visible al hombre ciego,
dame un muro
y las redes que dejó aquel día
quien en su ausencia más persiste.
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