Eres muy joven
para reconocer
esta certeza que te muerde las palabras:
Vivirás en un desierto sin nombre que nadie ve-pero todos perciben-.
No podrás huir:
Sus tormentas de arena
te perseguirán a lo largo y ancho del planeta.
El desierto no va a abandonarte,
está instalado en el fondo de tu boca,
se vislumbra en el reflejo de tu mirar.
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