Y qué poco
(de lo transcendente)
depende de nosotros.
Hay una corriente
que no me deja descansar
tal vez sea la luz de las pantallas
a las que vivo adherida
o esta falta de de certeza
que me araña la garganta.
He de huir mucho y rápido
a diario
a través de la tierra, a través del asfalto,
a través de la rutina, a través del cansancio.
Cuando busco paz, Google me responde
con palomas y ramas de olivo,
o con la capital boliviana.
No es satisfactorio
(como los análisis lingüísticos de ChatGPT).
Qué hago con tanta gana,
qué hago con tan pesado miedo,
cómo me vuelvo liviana.
El colapso del sistema sanitario,
las cartas tardías de las elecciones autonómicas:
trazos de este mapa desarticulado del presente.
Estas lluvias pasajeras
me inundan el paisaje
como la ilusión
cada vez que cruzas el umbral
aliviando
estos días de transición lenta
acercando
el verano que se hace de rogar.
Deseo.
Rogar un antídoto ante este puñal diario
de la desesperanza.
Terapia.
ante este cenagoso laberinto de la incertidumbre.
Oración laica
Ojalá acelerar
esa respuesta reconfortante y concreta.
Camino.
Esta sala de espera es un purgatorio.
Ya ha habido muchos silencios,
mucha ineptitud,
muchos secretos
y demasiados errores.
Reconstrucción.
Nos merecemos recuperar esa rutina
que tan fuertes nos hacía.
Sociedad carnívora,
disfrazando de salud
lo que nos castiga.
Qué cobardía,
este saberse ratón
abocado al cepo
y no hacer nada,
seguir girando en la rueda,
huyendo de la realidad,
del cuerpo,
de nosotras mismas.
Para huir
necesitaste acelerar las caras,
las manos, los nombres,
los cuerpos:
todo se volvió fútil y ajeno,
se derramaban las emociones
derrumbándote el horizonte,
anestesiándote el verso.
No había otra.
Tenías que escribir y reescribir
para desdibujar la cicatriz
de tu propia historia,
esa que aún arde intermitente
más allá de los años,
en la orilla del cielo.
En la escala de valores del mercado,
esta devaluación del tiempo
en tu piel,
alrededor de tus ojos,
en esa frente que constantemente arrugas
(Siempre exageradamente expresiva)
es imparable y continua.
Mientras tanto, Las campañas de visibilización
Son idénticas a las de las tallas grandes:
una terrible impostura.
Esta deriva
ante los porcentajes de la hoja de cálculo,
ante los resultados de pruebas
hechas un poco al azar
por los indómitos habitantes de esta casa
desemboca en fin de semana.
Los números y gráficos indican
que hay mucho margen de mejora
en este espacio que dejará de alojarte,
de llenar tanto esas horas sobre las que nadie escribe
(esas que menospreciaba Fitzgerald),
pero que a ti te salvaron.
Añoranza que se cuela
sin haber partido
hacia ese velado paisaje de lo incierto.
.
El tránsito hacia la muerte,
obsesión machadiana
y de las cremas de noche
que que quieren venderte
(con péptidos).
Te lees
como si de alguien ajeno
se tratara (con casi una voluntad correctora y didáctica)
pero ejerces un poco de autocontrol
y te regalas algo de indulgencia.
Han pasado tantas tús
desde que renunciaste a la palabra propia
¿Por qué volver?
Hay cierto hueco
en el margen de los días,
cierta necesidad en el fondo de la hoja.