dime
como olvido
soñar
con lunas atrapadas
en botellas sin genio.
Las calles
pegadas a ti,
acurrucarme
sobre mantel
de cena sin comensales.
Vivo
para creer en los cuerpos
que se aman
en rincones
de paredes agridulces
y palabras despintadas.
No juzgues mi gesto precipitado.
Tuerce a la izquierda.
Encuéntrame descalza
con tu gabardina
demasiado grande
y la media sonrisa
que te robé
aquel miércoles
de regaliz y lluvia.
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