poesia terapeutikoa
lunes, 27 de septiembre de 2010
fue una clespsidra
al explotar sin preaviso
lo que me impidió verte
sin lentes oblicuas
e hizo que la sal fuera dulce,
que el mar fuera charco,
que mi luz se dejara callar,
que los inquebrantables temblaran a destiempo.
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