en el parque de la media luna
cojo una castaña pilonga
una niña se acerca,
se la doy
y escapa casi evanescente.
me detengo ante la estatua de Dafne,
está ya un poco gris
( han puesto una fábrica a cien metros)
alrededor veo casas señoriales
con contraventanas cerradas,
el estanque de los peces color naranaja
( que ya no están)
las formas me confunden,
mi visión, escuálida, se desprende
me hago pequeña
pero ya no hay peces ni vestido azul.
sigo caminando
sé que solo es la conciencia del nirvana incompleto,
reminiscencias de otra edad
y llego un cuarto de hora tarde.
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