viernes, 26 de noviembre de 2010

conducir en autopistas vacías,
bajar al fondo del lago
y ver que el barco del que te hablaron nunca etuvo allí,
los acordes del sol
son tenues en invierno,
las montañas son necesarias
porque no decaen,
escalo los riscos de tu ausencia
y tengo las alas plegadas,
el olvido me acoge cálido
durante cinco minutos exactos:
resbalan las capas de mi voz,
hay crisáidas que no se rompen,
hombres que viven en jaulas que han pagado
( o están pagando a plazos),
demasiado deseo inmediato
y necesidad de rellenar grietas
con productos anunciados en las marquesinas.

Nada sacia esta sed,
el impulso de la tarde
contra la distancia,
ayer pedí que me hicieras invulnerable
pero por lo visto,
tenías la música dmasiado alta,
y
me
has
dejado

c
a
e
r
.
.
.

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