mira, nuestros nombres tapiados
en el bostezo del olvido.
hay tráfico en la avenida de los cuerpos descuidados.
y tú me observas.
y yo fingo no percibirlo.
sometidos a ser libres,
existiendo a veces por inercia,
con nieve en los brazos,
con azúcar en la herida.
el paisaje nos detiene un instante.
después, nos miramos.
deja que te quiera oscuramente,
como se quiere
lo que duele de verdad.
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