decir no vale
y quedarte sentada
esperando otra sombra que alumbre la niebla más densa,
escondida en las manos tibias del árbol gris.
hoy las campanas
son ecos de lo que aprendiste a callar,
estas flores tienen frío,
el diluvio ha cesado.
Él te creó
pero no le perteneces
solo eres de ti misma:
has encontrado el equilibro del pájaro sin tormenta.
tu mirada no es moldeable
y lo extraño es que ni siquiera pretendía serlo ya.
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