no hay París
para quien fue joven en el olvido.
la noche llega pálida,
los recuerdos del tacto de una hoja,
las palabras sueltas
encadenan sombras en mi espalda,
un respiro, una vez, otro tiempo,
el mismo latir, tres besos, diez llantos, un invierno.
y permanecer aquí,
madurando sobre lo perdido...
ni un brazo cuando toda mañana se enfría.
digo menos,
me creen igual,
sueño sin llorar, me cubro de silencio.
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