esta imagen se me refleja
hasta que los pasos arden,
tú estás en los Andes,
y yo me rompería los huesos
por ser ella esta misma tarde,
mis ojos, ámbar turbio,
y debajo el deber, perro famélico
que no abandona.
Salgo a la calle
cuando todos los balcones silencian,
cansada de girar siempre en torno a fantasmas,
las calles sangran, sangran,
y alguien me dice:
- no es así, es de otra manera, no lo enfocas bien.
aprieto la boca,
no hay espacio material para impertinencias.
sola, escojo otra dirección
soñando con soñar más a menudo.
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