aquellos viejos posos
muy al fondo del café,
tras el cuadro,
enterrados en la piel externa de este año
cada vez más lento
cada vez más constante
siempre tan sanamente enfermo
y tu boca flor de plástico
que ni se rompe ni madura,
como este mayo
de lluvia ácida
incluido en ese menú
que no quisiste pedir nunca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario