has perdido la voz,
desarraigada de todos los nombres,
comes cerezas
y el café sabe a novedad,
su cuerpo ocupa el espacio necesario.
Ahora viertes deseo sobre
la piedra seca,
esta mañana, cuando amas recreándote
en ausencias señaladas,
cuando has dejado de esperar
y evitas que te busquen con canciones.
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