Crisantemos sobre aquellos que se marcharon
y aunque vuelvan, ya no podremos reconocer,
su perdida nos tradujo lo impredecible,
nuestros senderos se bifurcaron provocando rasguños
delirio y noches sin luz,
pero evitamos la destrucción,
salvaguardando lo sagrado para avanzar creciendo,
como viajantes en una tierras de cuervos y cisnes.
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