asaltar
tu boca
duele
y
la vergüenza
ni come ni almuerza
ni nos hace valientes.
Solo se queda ímpavida
con los labios secos
y encías descarnadas,
como un tábano que
en verano pica.
Pero es invierno
y tengo frío
frío elevado al cubo
que no arrancas de mis poros.
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