aquí traigo
los pasajes que ardieron
con la llama azul del olvido
y mi cuerpo es una mariposa de tinta
y mi voz la tercera lágrima del faquir
con una ausencia pegada a los pies
mi voz está en el faquir que camina sobre el fuego
sonriendo al turista y al niño de ojos grandes,
mi voz está en el faquir que en la penumbra se duele:
hay quemaduras peores que las del incendio,
cuchillos de palabra y gesto,
rutinas en el monzón de la noche...
aún mojadas de sudor y lluvia
lleva caléndulas al río
cuando el amanecer
le descubre un rostro muy cerca.
Sonríe. Ya no está solo.
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