hablabas sin saber
y se me escurría el agua,
la noche se enfadaba con nosotros,
los campos,
lo que nunca germina,
aquel profeta equivocado,
las horas sonámbulas sobre el colchón de piedra.
Todas las ventanas dan al preludio
de algo.
Quizás, sea éste el preludio de ti misma.
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