domingo, 8 de mayo de 2011

Pero es lo más frecuente que te hiera con ojos tan serenos y sencillos
como un arroyo fresco en el verano.( A. Carvajal)

Me enseñaste a dominar la bestia incontenible del deseo,
la distancia te volvió más cercano
pero ya había mordiscos en esta piel de lluvia estival,
y nadie nos pidió explicaciones concisas
y tampoco íbamos a darlas.

supe que desde tan lejos
era tu voz una cálida presencia,
un quejido en el cuerpo prudente,
la voz del silencio más frágil,
el amparo de este reloj de sol
que tan atardecida sabe disfrazarme.

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