el café sabe amargo
pero sabes beber despacio
ajena a las cartas y al fogón,
en juegos de luces extintas,
en jazz de voz menguante,
en la voz que no recuperaste cuando murió el reloj.
es tu cuerpo un abismo
en la separación de la nieve,
un suspiro de lluvia
en velas cuando duermen los sentidos,
soñando con nubes más envolventes,
con noches que sugieran la presencia...
de algo más.
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