tus ojos
me acogen
con su sabor a antiguo
y creo encontrarme
conmigo en este laberinto de serpientes de niebla.
Soy esa extraña de luz ambigua,
la herida en el eco de las piedras
a quien tanto había olvidado
en los sinónimos del silencio,
en la guarida de las bestias sin luz,
en los mitos despintados con los días del hielo,
en el abrazo de tu ausencia de mármol
tan mortal como poética.
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