la herida
fue una sonrisa atravesada por aquella tiniebla,
caían sonámbulas las ilusiones sobre el portal,
decían que había un surco hacia otra playa,
un baile más allá de la espuma,
un arco donde sentiríamos el temblor de la vida,
como si el tiempo fuera una bola de cristal
que nos detuviera en esta estación concreta,
cuando el invierno reparte besos al azar
creando crucigramas incompletos.
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