Liban
aquellas flores de loto azul.
Las casualidades dejan charcos extraños.
El insomnio reblandece las orillas de la voz.
¿Dónde se sentaron los que no temían volver al origen?
Ser testigos
de su ser sin ser
por el tiempo del granizo
por los lugares individuales
por el espacio entre las bocas desatadas.
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