Nata, almendras, la lumbre meguante,
una arista demasiado estrecha,
lo escarpado del deseo
y cinco palmos para alcanzar la felicidad.
Un trecho aún hasta la vía del calor.
Pero allí estaba,
escuchando hablar a Jules y Jim,
entera,
como si las luces no hubieran cambiado.
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