viernes, 30 de noviembre de 2012

Cuéntame una historia
 que nos lleve a la otra orilla,
 tras dejar botellas con versos que trasciendan
en algún espacio,
en alguna cámara
del último coleccionista de amapolas y cuchillos.

No pensaré en un final mucho más largo.



Códigos y pantallas,
crucigramas y mapas de plastilina,
interpretar carreteras con planos imaginarios,
aburrida ante versos desmigajados por encargo,
matar la maldita caja espacio-temporal.


el fin de semana
se extiende árido 
como la tormenta
sobre las tortugas,
esa tortugas que describen círculos 
en la piel del desierto,
mientras se desarma su corteza.

jueves, 29 de noviembre de 2012

Auden
¿Comprometido o apático?
¿ Frío o cálido?
Empieza a darte igual.
 La noche llega tarde a la cita,
y los versos son insuficientes
para alejarte de esta densa realidad del presente.
Noviembre palidece
con sus cuervos
anunciando el fin
del exilio.

Death by misadventure

I'm inclined to believe. Let's go up and have another look at that window.( Nella Larsen- Passing)

et je te demande..

mais tu ne sais pas...

¿envejecerán los mares antes del surco?
Quizás el vacío no sea tan inconmensurable,
pero sabemos que araña.

Beyond the black rainbow.

Cúpulas futuristas o celdas de cristal,
la espera,
jaula de tiempo:
este arco iris oscuro y robotizado.





miércoles, 28 de noviembre de 2012

El diapasón
y los hilos de voz
llegan al cráter interno
y su disfuncionalidad emite ondas de radio
 al oeste del verbo.
diáspora
mientras todas nuestras hojas
desbordan el otoño.

lunes, 26 de noviembre de 2012

Pálida mañana
de conclusión entrecortada
y parajes como cuerpos a la deriva.


El invierno tiene hambre,
nadie preguntará por la respuesta oblicua.

underdog

La inutilidad de una rutina pactada,
el presagio del vacío más sórdido,
promesas languideciendo en un pasadizo sin luz.
La muerte
encontró una juventud desabrigada y sola,
como el ser humano despojado de su ser,
como la alienación de los individuos de hojalata,
su vacío es paradoja y mensajes muertos.
hablo en fácil
hablo en difícil

¿Quién teme al presente feroz?
La ausencia es una espina
que desviste tu ausencia,
no hay ni hilo de voz,
el lunes es un mapa rígido
de distancias inconmensurables,
este cielo, una amalgama de cemento y cal.


domingo, 25 de noviembre de 2012

La semana se nos pega
como arena tras una inundación,
el último fósforo de la noche se apaga
mientras enterramos números
como hicimos ayer,
casi inconscientes.

sábado, 24 de noviembre de 2012

posar las manos y desearlas en otra estancia,
más allá del vuelo,
en un Diciembre cálido
de promesa y espera.
sepultura de este presente imperecedero,
invocar nombres desde la orfandad del mismo habitáculo.
el cadáver de la orquídea,
violín y rasguño,
herrumbre y cemento,
los sueños me conducen a ti,
abismo de solares vacíos,
pantalla impenetrable
en mi gesto escuálido.

lunes, 19 de noviembre de 2012

El ala este de la biblioteca se vacía
y las mesas cercanas descansan en la penumbra,
huele a madera, transmite bienestar.

La percepción no engaña
si es honda la herida,
su rabia creativa
asciende como fuego inflamado,
invirtiendo los colores,
encendiendo el agua.

Los dandys no te quieren
y lo que es más imperdonable,
ni si quiera te produce algo aproximado a la tristeza.
Desatar días como cabos
desde el área asignada a ella
en el febril paisaje del desierto,
donde no llegan los gritos
ni se detienen los aviones.

Prescripción.

La poesía debe ser insinceramente sincera.


Susurro para que me escuches
pero otra vez ausencia
y ni siquiera tienes un buzón de voz
donde se grabe la mía.

 El silencio es un corte en esta lengua,
los campos de color pardo son una
abrumadora expansión de la nada.
Ruego inútil.
Tierra desolada.

Veo un cortometraje,
enredo frases contra las teclas.


Esta lengua sabe a sangre 
y a todos los cadáveres del verbo
que flotan sobre la estancia:

¿Qué has hecho con mi fe?
¿Porqué menguas cuándo se te reclama?

Arrancar las espinas y el cactus
para plantar geranios y tulipanes.

El cactus no está en el jardín,
pero nunca nos deja,
las plantas nacieron muertas,
el cactus proclama su espacio,
y estará
impreso en el vacío del jardín,
donde quisimos imponer flores de otra tierra.
Crisantemos sobre aquellos que se marcharon
y aunque vuelvan, ya no podremos reconocer,
su perdida nos tradujo lo impredecible,
nuestros senderos se bifurcaron provocando rasguños
 delirio y noches sin luz,
 pero evitamos la destrucción,
salvaguardando lo sagrado para avanzar creciendo,
 como viajantes en una tierras de cuervos y cisnes.

Es demasiado simple:
lo invivido
se nutre con la promesa de vivir.
Las escamas de la noche,
una alcoba gélida
y el eco del invierno
bajo el haz de luz
proveniente de la carretera.

Esta madera cruje,
pero los perros se han cansado de ladrar.
El pavor,
unos labios y la almohada abandonada,
los pájaros sin hogar,
las amapolas caducas,
sembrar trigo en tierras sin estaciones,
encender la escarcha eléctrica
antes de salir del coche.


Los visillos de una ventana velada,
los halcones buscando el mar sin éxito,
la canción del preso
y en su memoria el patio y su acequia.


Gravitar más allá de la geografía
extenderse a través de sus palabras.
La gracilidad y su herida,
la soga y el territorio,
su niebla,
mi canción,
tu expresión,
lo incierto,
una tensión de conexiones ambiguas nos marca su tempo,
los cuerpos se tienden sobre la nieve imaginaria.
los colores degollados
y aquella postal de Cadaqués sobre el escritorio.
El mantel está sucio y nadie lo cambia,
la luz de la biblioteca
es una jaula de luciérnagas blancas,
este escribir es voz de una ínfima fracción de pensamiento aletargado,
no quiero oír sobre correcciones o formatos,
solo deseo acribillar lo invisible con palabras
para aliviar mi cuerpo despojado,
cuéntame que esta noche han explotado los televisores,
que mi piel no emite ondas magnéticas
y que no se me pegan las semanas a la piel
como charcos,
como arrugas.
tinta y fósil,
la cama es un animal de huesos oscuros,
vivo cerca del tictac de las alarmas,
sueno a voz ajena
como una letanía en una habitación sin ventanas.
Sellados sus labios:
pantano de lluvia seca,
nada emana del laberinto de solares vacíos,
Cadillacs herrumbrosos,
vallas de alambre,
viejas gasolineras,
campos infértiles,
ultramarinos de periferia,
montañas ajenas y arena ocre,
solo la tensión del reloj
y esa siniestra nube velando sus pupilas.


Pausado, como el transcurso de las estaciones
en la ciudad desértica,
el ritmo late imperceptible,
desgajándose como una naranja
con demasiados inviernos. 
Temblar en la ciudad sin pauta cuando la película termina,
envolverse en promesas para mantener los ojos abiertos,
suspirar al desmigarjse con las horas,
encriptar códigos para que su visión sea una nebulosa,
dale cuerda
quizás así vuelva a vivir.
el contador
su ábaco invisible,
enlazar semanas
a la deriva.
Estás iluminado.
La tarde ese esa fiera dormida
de velos grises y hojas muertas.

Estás iluminado
mientras los amagos se terminan.
la lágrima que atraviesa el lienzo,
el lienzo de un paisaje futuro,
donde el desaliento
no tiene afluentes ni derivados.

sábado, 17 de noviembre de 2012

amargor en la clausura de tu voz,
poco más de mediodía 
y no hace falta que vuelvas a abrir la boca.


Este desierto sin oasis
carcome la piel, los árboles, el vidrio.

No hay rescate más allá del mapa,
sola a una distancia inabarcable,
escuchando el eco de sí misma,
está envejeciendo décadas, lo siente cuerpo, en boca, en la fatiga que ahoga su respirar...

Aúlla sin mordaza
como quien se hunde en arenas movedizas,
donde no hay nadie, nadie, nadie

solo eco,
compañero cruel.

Eterna caída y su promesa
de caer a plazos,
como las hipótecas,
como las facturas,
aplazando la vida hasta la asfixia.

Y envolviéndolo todo esta sucia jaula.

Jaula. Jaula. Jaula. Esta terrible jaula de silencio.
El espectador
en mí
el espectador en ti
refugio y tortura,
hogar y exilio.

Lo ajeno nos absorbe
hasta caminar juntos por la ciudad,
volviendo al extrañamiento de vivir,
mientras se deshace el hielo de la cámara frigorífica
donde llevábamos tanto tiempo.
Despertar
¿cómo despertar tras perder el impulso?

¿Cómo volver a la libertad tras el presidio?

¿Cómo formular lo real cuando duele?

La tarde
es otra bala,
que mata lenta y pálida
bajo el arrullo del invierno.

Trasladar información
a través de la imposibilidad,
vivir a plazos,
encender el gesto con lágrimas,
agotar las llamadas con suspiros,
cortando los días con los ojos en llamas.


Cuando ya no eres tú. Cuando has perdido el nombre, la conciencia de los días, el estupor de las noches. No hay temblor. Nada duele. Ha sido aniquilado. Solo silencio. Palabras seleccionadas y automatismo  al acariciar esta valla intransitable. 

Dantesco.

hiere la detención del día,
hendida y negruzca,
como algo caduco en las manos de un niño,
un presagio de ceniza
en la pantalla
y cuervos orbitando
en torno a ti,
tú,
transeunte de tardes pálidas
buscas pero no encuentras postales
pues no hay correspondencia en el infierno.
Las horas, sus martillos
en la mente gris patalean constantes,
oscuros como el latido de un preso,
 réquiems al atardecer de un día sin número.

Perros que callan.
Lirios que mueren.
Madera que huele a nueva,
imperio de carreteras y alambre.
Alguien habló desde la misión envejecida,
compuesta de tierra árida y casas destartaladas,
sus habitantes habían olvidado el mundo
como este los había olvidado a ellos.
Bajo el velo de la distancia
el presente era su único resguardo,
tan apacible y sin embargo tan intenso.


El castigo del errante sin raíz,
una amalgama de espacios que no se funden,
las bocas de fuego hirviendo en el tránsito de la noche,
los peces murieron en otro lugar,
aquí nunca los hubo.

¿Dónde quedó aquella ensoñación de vida?

Demasiados círculos sobre el mismo desierto.

Precipito mi cuerpo
y sus abstracciones caen como polvo,
hasta ser transparente y nueva,
nueva, nueva, nueva,
fuera de esta monotonía cruel
del no ser más que un hilo tendido en la distancia.
No puedo formular la palabra desgracia,
su evidencia atacaría el universo
y habría que desinstalar todas sus aplicaciones:
empezar de la nada, atacar el vacío,
someter al invierno.
vive añadiendo actividades absurdas
a las páginas del tiempo,
pues el presente vive
subyugado a la ferocidad del reloj.

sábado, 10 de noviembre de 2012

Comida vietnamita,
cuervos y cadillacs,
un hombre malherido
pide hacer una llamada telefónica
al exiliado.

Tierra baldía,
infinitud de solares vacíos y verjas,
tan solo una búsqueda:
apagar este exilio
y sus posposiciones continuas
como agujas,
como escorpiones,
dinamitando el paisaje,
desmenuzando la vida.
Sueño,
embrújame,
manten al público en vilo,
deshaz el nudo,
exilia a tu hija de su jaula de tiempo.
Quiero ver ropa tendida,
encederme como árbol bajo la lluvia,
zambullida en el mar,
no escuchar tan solo su fantasma.
La mujer del hombro cansado
sueña con el regreso,
lleva cien años en una cámara frigorífica,
acaba de despertar:
su voracidad quema.
LA HORA está formada de elementos inaprensibles,
como la religión, 
como las leyes:
entes invisibles que limitan. 

Suponen lo eterno, 
en su terrible densidad. 
To whom it may concern,


Don't give me free time,
regaining my consciousness will chain me. 

We used to get closer than this

Is it something you miss?( The xx). 


Enjaular lágrimas
desmigajando el invierno. 

Aferrarse a vínculos inquebrantables ante la geografía.

Cíclica evolución del absurdo.

Lunas que sangran,
paredes que se debilitan,
estaciones que son calendarios
calendarios de papel reciclado
sobre el que alguien escribirá
para que sea leído,
leer como huida del frío sin termómetro,
el frío como estado mental
de la llanura que supone el desierto.



Palpar el fin,
distante pero al abrigo de la visibilidad.


Parpadear hasta recobrar el resplandor,
distraerse con ficciones laberínticas
cuando la senda provoca vértigo.


jueves, 8 de noviembre de 2012

la prolongación del día

su cuerda no se rompe,
es un simulacro de lo infinito.