domingo, 25 de enero de 2015



 Orfandad de palabras.
Son las tres y veinte.
El cielo, uniformado de azul,
luce su ostentosa indiferencia.

Plazos como coordenadas 
para despertar mañana.
El fin de la ciudad,
un banco en el que nadie se sienta.
 Jadear como un electrodoméstico viejo.
Perderle miedo al miedo.
Agotar lo inagotable.
 Hasta los gritos hipotecados
y el cuerpo en ruinas,
Expectativas y desesperación.