domingo, 27 de enero de 2013

All these voices,
trembling behind the curtain.

No hay palabra compasiva
que palie el dolor del puñal,
solo el tiempo devorará
la visible herida.

Inferno


Ahi quanto a dir qual era è cosa dura
esta selva selvaggia e aspra e forte
che nel pensier rinova la paura!
cabezazos contra el muro más pétreo,
articular desde la incomunicación.

jueves, 24 de enero de 2013

In bloom

Sonriamos aunque la carretera sea larga,
somos jóvenes,
la ruta es nuestra.
Es el vértigo del parco cielo
y su altiva indiferencia azul sobre mis hombros:

no cala en mí,
es solo otro elemento decorativo
un simulacro de un cálido abrazo
sobre esta rutina tan vacua y circular.

Dame parches y tapemos con luz las manos que no encuentran destino,
los días que se desvanecen,
las palabras que inundan los cuerpos exiliados.

domingo, 20 de enero de 2013

aquel arrullo de invierno dulce
deshaciendo esta melancolía de vivir a plazos,
la retina de quien suspira sin mirar,
el desaliento de los gatos tristes,
mi estupor al comprender
los mecanismos sin nombre,
tu sobresalto al descender
hasta la playa más oscura,
encender verbos mientras alguien hace café
y los días mueren sin necesidad de versos. 
la intensidad del presente
rompe los muros del resucitado.

acércame a la voz

aléjame del ruido,
noche de diapasones y faros en un desierto lleno de islas.
cincelar la palabra sin revelar su fondo,
transmitir un simulacro de belleza,
consintiendo su apócrifo temblor,
desde una pequeña casa de madera
en algún lugar del sur,
cerca de lo ajeno,
tan lejos del mar.
la insolencia vacua de este cielo gélido,
el pegajoso salitre sobre lo vivido,
memoria de manos y orillas,
de lluvia y sequía,
de la libertad que tu centro desprende
desde algún rincón del intermitente destierro.
El nido acogedor y al fin completo,
derritió el frío de la carretera infinita
sometiéndonos al pacto de los lobos,
 devolviendo la luz que cicatriza heridas,
acercando el mar a las bocas de musgo,
encendiendo la vida en los surcos de la ausencia.

Las horas nos mecían frágiles y somnolientos
al vivir la cercanía del mar como quien gravita en el sueño,
su ternura permanece latente al alzar el vuelo,
tatuada en la expresión, en la rutina, en los gestos.