domingo, 1 de enero de 2012

¡Qué extraño reencuentro!
La mujer del desierto
encuentra el mar
tras atravesar umbrales lluvia
y desenroscar la voz
del cielo más profundo,
profundo como este
atardecer verde, azul y gris.
Una llamada de infancia,
serpiente petrificada
y media luna inconstante.
horas eternas como
preguntas en laberinto,
cuando el sueño es palabra prohibida,
y la permanencia es impacto.


¿Dónde volverán estas huellas?
¿Cuántos trenes por latido?
¿Cuántos ángulos de tiempo?
¿Cuánta palabra para mapas mudos?


Esta noche
es un animal de mirar inescrutable
y presagio encubierto.

La mañana vendrá sin presagio,
para iluminar la partida de los barcos sin escudo.

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