domingo, 5 de marzo de 2017

El cuerpo débil se agita,
atacado por puñales invisibles.
La pantalla no lo salva.
El reloj lo condena.

El olvido amordazado.
Las manos enterradas en el barro.

El viento aúlla
como un perro enfermo.
Sus cantos se cuelan
en las venas de una ciudad calcinada.

El cuerpo habla
replicando el diálogo sombrío
de las ramas desnudas en el bosque.
Sus palabras son
cinceles que esculpen
irregulares arrugas de ausencia.

Palpar a ciegas una piel que no se inmuta. .
Se me ahoga la propia tierra
se me deshace la propia lengua.

Morning...

Idioma  metálico y ajeno,
fonética del frío.

El calendario se precipita imparable
sobre estos besos sin aire.
Los recuerdos vuelan
bajo la ingravidez de un abrazo necesario y cálido
pero marchito,
escuálido,
efímero,
cubierto de días de infinita soledad y ceniza.

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