sábado, 30 de julio de 2011

la luna llegó donde nadie la esperaba.
había caminado sola,
sus ojos abarcaban mil leguas,
su boca un verano de luz.

Un poema de Carmen Yánez

Parque por la Paz “Villa Grimaldi”

Los olivos se llenan de pájaros, sólo ellos al trinar
Estremecen las rosas,
(¿las mismas rosas de aquel entonces?)
La torre guarda el grito de las sombras
Que emergen de la nada.
Fueron cuatro mil quinientos nombres
En cautiverio.
La hierba cubre
La tierra pre-cordillerana.
Y en medio de todo
El muro de los nombres, digna su estatura
A tesón y fuego del olvido.
Donde hubo vileza,
Hay dolor.
Las fuentes se inundan de lágrimas en la paz.
Las noches velan
Las siluetas de los amados
Que han quebrado el silencio
Con sus ausencias.
¿Dónde amordazó la muerte sus misterios?
¿Acaso se oculta en el tiempo y bajo el desasosiego?
¿Acaso el vigía de la historia nos resguarde el futuro sin duelos?
En el portón, la leyenda reza un conjuro:
Que no oscurezca otra vez. Nunca más.



Las Alas del Viento de Carmen Yánez. Ediciones Elogio del Horizonte.

viernes, 29 de julio de 2011

el carbón y el hielo.
una metáfora sobre el ladrido de los perros,
la noche lenta como una película muda,
un sol que solo quiere cerrar los ojos,
desatar las palabras,
liberarse de tanta voz
y hacer un amago de ser libre,
para créerselo tal vez,
o fingir una fe,
o esperar una promesa.
la desnudez
de una insignificante brazada,
esta calma
y sus sombras,
el cuerpo del verano
casi oscurecido.
no existe el mar sin medusas,
un verano sin fantasmas
o un sí por cinco golpes

la permanencia
es una rama torcida,
las hojas que perduran,
presentes aunque arrugadas.
la línea de los días
se convierte en tu círculo indiferente,
el verano es lento
pero tus pies avanzan rápido.

lunes, 25 de julio de 2011

Anoché soñé que era tú,
tenías aquel sueño profundo,
él estaba a tu lado,
al despertar, me sentí aliviada.

No era tú. Aquel no era mi destino. Solo una apetencia transitoria en otro paladar insatisfecho.
La razón es rombo en página cuadriculada.

Mi poesía nunca ha sabido ser técnica.
escribes desde la fe
haciéndome desear un ala
bajo la cual cobijarme.
Nadie se inmuta
pero la podredumbre de esta magnolia
suena a tango traicionado,
a confusión de tren en una estación galáctica,
a coche averiado en la estepa
a canción de voz rota y noche amanecida,
al desamparo de ser suburbio
en tu ciudad inaccesible.
No sabia qué
pero había algo en aquel cubo de rubik.
Algo que iba mal
y a nadie parecía importarle.
ella solo deseaba ser una escena difícil de olvidar,
por eso controlaba sus gestos,
amaestraba toda palabra,
se vestía de negro,
suavizaba su voz con miel,
con los ojos en calma,
demorando el invierno.
nos quejamos
porque quisiéramos estar ahora mismo en otro sitio,
quizás quejándonos en conjunto por un ideal de cualquier tipo,
y así, deshacer un poco las mármoreas paredes de lo vacío.
Soy la última descendiente de la nieve,
esa actriz que no sabe dónde perdió la brújula
ni porqué duelen las páginas del recuerdo,
soy el anónimo relato que dejaron en la tercera línea del metro,
un pasaje submarino a la tierra más cálida,
la constancia del abrazo que no tiembla,
una ciudad que identifica todas las lágrimas perdidas,
el aleteo de un pájaro traicionado,
otro poema de un joven insatisfecho,
la oración en la mirada más clara,
un homenaje a la libertad del cuerpo ágil,
el informe desde un limbo encuadernado.
era una pasajera
acostumbrada a soñar
hasta que silenciaron los violines
y dijeron que el verano iba a ser eco de hielo,
se asustó,
no quedaba café, hacía frío,
la lluvia sonaba fuera,
pero su boca era un desierto
donde solo había pajáros oscuros
y hojas de otro tiempo.
la lucidez
es un claro en el bosque,
las ideas frías
sobrer tu propia voz,
el caminar
conociendo la dirección,
sin elegir atajos,
ser consciente de la belleza del camino.
evitándome
has conseguido crear un cerco
y algo más inusual,
que el deseo de destruirlo creciera en mí.
no sé.
ya no me deshago
para llegar a ti,
y tampoco sé si es esto algo positivo,
tan solo creo, que el Olimpo, al fin y al cabo,
no era para tanto.
es ésta la sonrisa aparentemente
tenue que ahoga en charcos de cristal
y alambre al turista desprevenido.
Art attracts us only by what it reveals of our most secret self.
Jean Luc Godard


busco en una mirada
y en la película en blanco y negro
la redención que la noche no quiere brindarme.
Hoy el sosiego es imposible, hay demasiado vacío,
las horas se prolongan hasta el absurdo.

El verano es este campo de centeno
y mi cuerpo que regresa del viaje.

La nada es una ciudad ciega.
Desconozco el todo.
Sé que algo falta.
No hay indicaciones.
El mapa es un caligrama indescifrable.
Esta luz no descubre paisajes.
Es un faro sobre todo lo que no está.
el viento es un espacio sin cobertura,
y la piel más piel cuando está sola,
un beso en cinemascope,
los deseos que suenan a sueño de otro,
el verano que tensa nuestras cuerdas
sintiéndonos envejecer bien distantes.
el archipiélago de lo omitido
es tu cuerpo
y quizás el rastro de otros pájaros
que como tu boca errante,
tuvieron la delicadeza de marcharse antes del invierno.

domingo, 24 de julio de 2011

nadie escucha la plegaria de la mujer de cartón
a la luna estival.


hace frío en el desierto,
es desierto aunque llueva,
lo afirma la tendencia a morderme el labio
y este acercar el rostro al reloj,
deseando un presente sin cuerdas,
la noche no sabe convencerme
y doy media vuelta.
la suavidad
de la tarde
es llovizna y pasos solos,
el cuerpo arrastrado al final del termómetro,
las risas difíciles y un recuerdo sobre el portaequipajes.

un poema de Chantal Maillard

Nada
en mis manos nada
en mis cuadernos
nada en mis zapatos
nada en el sombrero
de mi madre, nada
en mis ojos
en mi casa
en el paisaje
entre las olas nada
bajo los bancos del parque
debajo de mi ropa empapada
entre las líneas que escribo
en las del diccionario
de sánscrito
en la tinta que se escapa
del bolígrafo
en mis palabras nada
nada sobre la nada
que describo
en cuatro letras
porque todo
lo que no cabe en ellas
se ha agolpado en el centro
de mi pecho
y late y luego
me devora
con la voracidad
de un animal hambriento.
hasta que no queda nada
de mi salvo esa nada
que todo lo vomita
mis ojos mis cuadernos
mi casa y el sombrero
de mi madre las cuatro
letras que la indican
y el mismo latido
feroz que me devora
pronunciando
tu nombre.

sábado, 23 de julio de 2011


sientes la vida en un perfume,
la piel es este secreto consentido,
el poema de la mujer en silencio

sientes la vida en un perfume,
aunque algunas ramas hayan muerto.
el verano es esa araña que hila despacio,
la memoria
mi paño mojado,
han buscado las raíces del temblor:
estaban muertas.
el tabique que sujetaba
nuestras coordenadas está roto,
este rostro es otro rostro con el tiempo,
cuando los ríos que escogemos nos forjan
y los cuerpos del invierno florecen
en nuestra graganta
para que cantemos por algo o por alguien.

Los huesos de la luz
pertenecen a quien no se agota.
es esta lámina
desdibujada
difuminada
húmeda de lluvia antigua
el eco ajeno
de tu nombre.
has soñado con ser el camaleón
que arrastra jardines en el hombro derecho,
protegida en la continuidad de unos brazos,
ser la luz del agua más cristalina,
sin sorpresas ni jadeos,
en el margen de lo eterno.

Has soñado y al despertar,
automáticamente, lo olvidas cambiando el chip.
los presagios se cumplen,
sigues náufraga en tu propio centro.
temblar
cuando te muerdes la boca
y el frío suena lejos,
torrente de otra estación,
ese eco
que tus noches cincela.

jueves, 21 de julio de 2011

mira, los bucles de la luz, tiritando.
lo gris,
la mitad,
continuidad de un surco,
todos los costados de un mismo centro,
¿dónde están los bordes del vértigo?
el equilibrio también asfixia.

miércoles, 20 de julio de 2011

no quiero
pedirte romero y ceniza,
aunque sea verano
y nadie sepa donde está el presente,
nos han abatido
pero bebo despertares porque nunca cierro las persianas,
tú después de tu ausencia
te retractas
y vuelves a mí como el espejismo en el mismo bosque
pero solo encuentras hojas,
espigas de campo ajeno,
sabor a jengibre en tus labios
y una misiva en clave
nada más,
es el tiempo, pesado,
que nos aleja, nos dirige,
recordándonos por qué los límites
y la ruptura con las noches de ayer.

¡cómo necesitamos la nada para crecer de nuevo!
la incertidumbre
es el cuerpo-fortaleza
del hombre que se forja
en los alambres del viento.
la mujer de la libélula,
detrás de las vidrieras,
desnuda y cautiva,
no teme,
solo espera florecer como un tilo,
para un día,
quizás,
llegar hasta ti.
no te protejas tanto,
la noche pertenece a tu sombra,
amarra el miedo
sigue dejando kilómetros atrás,
y el mundo y sus fábricas, montañas,
el aroma del metal
y de campos recién cortados,
de costas y bosques después de los mapas,
de abrazos que aferran antes del frío,
no te protejas tanto
protégeme contigo.
el coche nos detiene,
no hay refugio,
suenan todos los acordes derramados,
tarareas algo pero ya no me acuerdo,
exprimo el tiempo
para repartirlo en tantos veranos más lentos,
tu boca está dormida
y la mía es un león sin sol.
ansiedad y pastillas azules
para el dolor profundo,
mi cuerpo
es una cáscara,
nada crece en las manos,
solo ceniza, ceniza,
y un balcón al pasado.
eres un trazo,
el esbozo de un cuadro aún por pintar,
por eso lo ves todo vago,
difuso, turbio, desmadejado...


El sol también es quimera
en este paisaje rescatado de algún sueño.
alguien en ti se ha ido,
tus manos lo sienten al empujar la puerta,
arrastran el sentimiento de ligereza
de un atleta aún adormilado.
se astilla
lo naufragado,
las palabras incomunican una vez más
y el destino te detiene
en el círculo que quisiste dejar.


los párpados se cierran
la luz es un cuento,
no encuentras la letra de ninguna canción,
no hay alivio para los ojos húmedos
sin tierra
sin cercanía
sin abrigo
en el verano más frío.

lunes, 18 de julio de 2011

la teatralidad
es necesaria
en las palabras que con tanto silencio
se agrietan.

trampantojo


es esa tensión otra nota suspendida en aire,
el cerco anterior al gesto,
lo contenido para la belleza,
evitar deseando más cerca.
el verano
es ese eco de lluvia reciente
que suena ondulándose
como la espera.

viernes, 15 de julio de 2011

lento,
pausado,
como el agua de un canal sin visitantes,
como la espera de un barco nocturno,
es mi pulso
al tratar de encontrarme
en algún reflejo,
en algún muro.
fueron los labios
tan entretejidos con sigilo de gato persa
y esta media luz
de espera candente,
pasajes a un verano de dalias en jardines vacíos,
y el cuerpo consciente de las horas
cada vez más tibias y ajenas,
en el extrañamiento del viajero anónimo,
del peatón sin sombra,
de quien come nueces esperando a alguien,
sin contar los días,
en el subconsciente de la mujer-pared
que desde su fragilidad intocable
se eleva
te excluye de sus letras rasgadas,
de este tercer velo que supone el poema.
este desierto
desde ti
se prolonga
y no hay cuentas en mi collar para
describir
cómo me seduce
tu amago de ausencia.
nadie tiene un miedo parecido al tuyo,
tú vives con ese miedo personal e intrasferible
de quien se asoma al cuenco vacío
con un hambre
que nunca nada nadie podrá saciar

no basta
no basta
no basta
por eso necesitas ruido,
y rellenas formularios,
sabes bien cómo protegerte en palabras ajenas.

pero no basta
no basta
no basta
por eso por eso por eso deseas desconocer el fondo de ti.

domingo, 10 de julio de 2011

inapetencia palpable
en labios que derriten sombra.
la desnudez del parque,
aguas cálidas
para jóvenes de luna prematura
exhaustos junto al lago
sin sauce.


esta espera
desvanecida.
claudico
pero antes lanzo esta pintura
para que tú la sientas,
arrastro sentencias que los cuervos ignoran,
bebo la luz a bocanadas,
mis brazos son páramos de sombra,
surco los parajes más intímos del olvido,
me encierro en mí,
soy erizo y mis entrañas nidos de fe desangelada.

han trazado una línea,
y salto a la cuerda,
ya no temo pisarla
han ahogado un cuerpo
ahora que las voces se pierden tan lejos,
esta playa llena de nostalgia
se detiene,
me detiene,
no sé dónde descansar la sonrisa,
su caja está escondida
en una clave que nadie escucha,
no la escuchan porque es un cuadro,
y lo sortean porque nadie lo compra,
sus colores
son heridas de tierra sola,
me gusta,
lo entiendo,
doliéndose casi adorna.

aproximarse
es un vacío latir
sin molestia,
olvidando tanto anhelo,
aceptar este suburbio.

miércoles, 6 de julio de 2011

la irregular pared
nos quita esta ansiedad
que goteando
ladra
jadea
deforma.
la derrota anticipada sabe mejor bajo el cielo pálido,
los edificios ajados pero omnipresentes
nos muestran su antigua paciencia.
el canal era una circunferencia
tu nombre era el de otro
y no quedaban puertas,
el mar era un secreto cerrado.