lunes, 25 de julio de 2011

Soy la última descendiente de la nieve,
esa actriz que no sabe dónde perdió la brújula
ni porqué duelen las páginas del recuerdo,
soy el anónimo relato que dejaron en la tercera línea del metro,
un pasaje submarino a la tierra más cálida,
la constancia del abrazo que no tiembla,
una ciudad que identifica todas las lágrimas perdidas,
el aleteo de un pájaro traicionado,
otro poema de un joven insatisfecho,
la oración en la mirada más clara,
un homenaje a la libertad del cuerpo ágil,
el informe desde un limbo encuadernado.

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