domingo, 18 de septiembre de 2011

Con aquel vestido blanquinegro,
su postal escrita al revés,
y las gafas de sol
más oscuras,
erguida,
hacía sombra al temblor del miedo.

Era una escena
sin película,
un guión manipulado,
se quedo allí, de pie
esperando unos pasos
y el intercambio como salvoconducto.


Un autobús partía,
los pájaros habían alzado el vuelo,
algo falló,
quizás fuera toda aquella realidad inundada.

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