miércoles, 12 de septiembre de 2012

Empapada en lo ajeno,
el frío resplandece al morir la luz.

Lo abstracto meciéndote cuando no hay nido al que huir,
ni brazos,
ni paz,
solo asfalto,
carreteras con individuos encapsulados,
teléfonos para comunicarse,
amaneceres monótonos,
reminiscencias de la vida intensa,
palabras arrojadas al vacío,
huecos,
goteras,
este deslizarse perezoso del presente
dejando un latente sabor de frustración
que te marchita,
te vuelve cactus,
no necesitas agua,
ni lluvia,
ni cercanía,
solo estás,
estás siguiendo tu curso académico,
hablando de metáforas en cisnes,
el sueño americano,
la revolución chicana,
el renacimiento de Harlem
y sobre gatos que aman
incluso cuando les duele,
porque ellos sí,
ellos tienen a dónde ir cuando las luces se apagan,
cuando la mente es esa burbuja intermitente
que ruega el sueño,
deshidrata la visión,
maldiciendo la persistencia del tiempo.


Respirar sin pálpito,
descubrir sin sendero,
¿Cómo luchar contra lo inamovible?

No hay comentarios: