lunes, 6 de marzo de 2023

Para huir 

necesitaste acelerar las caras,

las manos, los nombres,

los cuerpos:

todo se volvió fútil y ajeno, 

se derramaban las emociones 

derrumbándote el horizonte,

anestesiándote el verso. 

No había otra. 

Tenías que escribir  y reescribir 

para desdibujar la cicatriz

de tu propia historia,

esa que aún arde intermitente 

más allá de los años,

en la orilla del cielo. 

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