domingo, 30 de enero de 2011

es domingo
bajo el cielo de ceniza y luz.
suena ese leve temblor en los cristales,
la voz de una canción se rompe más lejos,
hay quietud en la calle del tacto,
quiero llamarte
para conocerme en tu palabra
pero permanzco muda
y los labios están ciegos,
se borra la conciencia de la noche,
despiertas desatándome de tus propias sombras,
en la profundidad del silencio,
en el infinito de unas sábanas,
en la transgresión imposible.

El viento esconde un nombre,
solo los árboles saben descifrarlo,
y tú, con tu nombre
de tantos nombres
estás
no aguardas,
solo estás.

impasible domingo
que cae como memoria
sobre un cuerpo.

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