martes, 10 de abril de 2012

Ella escala
sobre el vértigo
de la adelfa- narcótico

El objetivo corta
dolor píxelado,
un pañuelo aleja 
esas bocas  que derraman
tanta sangre
sobre los espejos de sal.

El lino precinta el amor,
su pulcritud estremece
el latido del gato vigía.


La noche supone muros invisibles.
Cercos de tiempo,
prolongaciones de lo callado.

Su frío es la lágrima implosiva,
esa asimetría del temblor al verse desterrado.



¿Dónde descansa


este pulso a la belleza?

¿Por qué
tantos espejismos en el búnker?




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