domingo, 17 de abril de 2011

Nadie esperó el llanto de la tierra
ni que las hortensias te contagiaran su azul,
tampoco escucharon los gemidos de mi voz tan callada,
nadie quiso ver tu gesto al abandonar el parque,
el dolor queda mejor empapelado,
ya sabes,
todo es más vistoso si es un anuncio de coca-cola,
tampoco nos vieron doblar la esquina del calor
hasta que incluso tus ojos eran icebergs
y sobrevino el tiempo,
nos llovimos e incendiamos
nos exiliamos en habitaciones con ventanas a diferentes mares,
cambiamos nombre,
actitud
y besos

solo quedó el origen
como raíz impermeable,
como columna corintia,

despertar con la luz del equilibrio, filosofía y un té.

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