sábado, 2 de abril de 2016

Atardecía. Las golondrinas surcaban el cielo. La ciudad exhibía su belleza bajo
la luz de la lámpara más cálida. El cielo tenía colores rojizos y violáceos. La cerveza extranjera tenía un sabor denso y amargo. Sellaron el viaje con un beso, ignorando que aquel hubiera sido el perfecto final de la historia.

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