miércoles, 1 de diciembre de 2010

El limón exhausto,
desgarrado y aún queriendo ser dulce,
sin conocerse en la quemadura
de un segundo,
en el cigarrillo que te atreviste a fumar
sobre ese reflejo
de ojos ausentes.

el dardo
el dardo permanece,
permanece ahí
ahí donde el cuerpo tiembla
como este diciembre de tiempo muerto,
como la naturaleza atravesada ,
como los árboles eléctricos que te niegas a ver,
esos tan diferentes a los que dan fruto
y el dardo está
está, está...
está en otra piel de limón
que también se aleja.

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