lunes, 20 de diciembre de 2010

la memoria estalla
cuando estás desprevenido
soñando con otra luz
abrazando la idea de un mar que no conoces
y empiezan a llover
los días del trigo sobre tus manos sin azúcar,
y te llenas de vacío
como el prólogo del silencio,
como un verano para alejarse del ruido
y encontrarse en la voz.

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