lunes, 10 de octubre de 2011

Lo mudable es un torbellino
desde ti hasta la Pampa.

Te gusta dejar el café a medias,
sintiendo el temblor ajeno de los días
contra la inscripción de tu espalda.

No pides imposibles
ni hay espejismos ya en los posos
que has dejado de mirar.
El fin de la búsqueda como principio del camino.
Aquí estás.
Nublada
pero joven.
Rota
pero más viva
que la primera luz matinal
en este escenario tan salvaje,
en este canto tan eterno
donde sonríes sobre la tierra desolada,
vertiendóte en poesía ajena,
doblando papeles viejos,
ahora sabes
que el principio
del tiempo
se escribió un lunes como éste.

Tu boca es un remolino de sal.
Estás contenta.
O eso creo.

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